martes, 23 de agosto de 2011

TERCERA VERSIÓN: BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS

Era una mañana  esplendorosa cuando nació la pequeña blanca nieves. Por desgracia su madre falleció durante el parto.
El rey no tuvo otra alternativa que volver a casarse para que Blanca nieves tenga una madre. La niña fue creciendo, y cada día se fue poniendo más hermosa. La hermosura le hiso sentir que podía hacer de su voluntad lo que quisiera, esa actitud llegó hasta la obstinación por las frecuentes muestras de cariños y los constantes regalos que recibía.
Blanca nieves llegó a tener muchos pretendientes, los consejos de su madre los pasaba por alto, se burlaba de sus galanes, haciéndoles creer que correspondía sus cortejos. Los usaba y los dejaba. Era desobediente e inservicial, su madre sufría amargamente los desplantes de su hija.
Un día, aparentemente como cualquier otro, Blanca nieves sale del palacio en busca de flores, era su única actividad de la mañana, lo hacía con el fin de no ayudar. Por no querer que la encuentren  se desvía y logra entrar en el bosque, cuando quiso salir de allí no pudo, había olvidado el camino de regreso hasta que a lo lejos divisó una pequeña luz, corrió hacia ella, no tuvo miedo, al fin se encontró con una casa pequeña, entró y comió lo que encontraba, buscó entre las cosas, y finalmente durmió en las camas.
Al instante, entran a la pequeña casa  siete enanos que regresaban de sus faenas, al ver el desorden se molestaron y buscaron al intruso, la vieron dormir en sus camas a una chica muy bella. ¿Cómo una joven tan linda puede generar tanta destrucción al instante?_ dijeron ellos,_ Esperaremos a la mañana siguiente para conversar con ella.
Al día siguiente, cuando blanca nieves se emprendía a salir sigilosamente fue descubierta por uno de ellos quien despertando a los demás les impuso un castigo. Blanca nieves tuvo que convivir con ellos todo un mes, tendría que hacer los quehaceres y ayudarlos en las faenas.
Durante todo ese tiempo ella aprendió a valorar las pequeñas cosas, se transformó en una chica agradable tanto por fuera como en ser humano.
Un príncipe que pasaba por allí la vio, ella estaba tan sucia que no le importó, porque aún así seguía siendo bella. El joven se enamoró y ella correspondió sinceramente al afecto. Por fin se había enamorado por primera vez. Cumplido el mes y conociendo mejor al príncipe, tuvo que partir y despedirse de sus amigos con quienes se había convertido en mejor persona. Fueron al palacio y el joven pidió su mano. El rey y la Reyna asombrados por el regreso y el cambio de blanca nieves aceptaron gustosos. Ella se casó y fue muy feliz.

SEGUNDA VERSIÓN: BLANCA MIEL Y SUS SIETE AMORCITOS.

Había una vez…....Una señorita muy bonita, de corazón  dulce, con  labios de miel, mirada de bebe y sensualidad de mujer .Su nombre era Blancamiel

Ella vivía en un bosque. Para todos los habitantes en el, Blancamiel era vista como  reina, tenía un corazón tan dulce que amaba a todos por igual, pero no faltaron por ahí, siete pequeños muy astutos, que la enamoraron….
 Estos pequeños se llamaban Ángel, Luis, Antolín, Leonardo, Crispín, Eligio, Luca, era un grupo de chicos muy osados, picaros y falsos. Aprovechando la ternura e inocencia de  Blancamiel, todos la enamoraban, con frases de amor,  silbidos,  miradas coquetas, uno de los más pequeños, logro enamorarla: Luca. Como su nombre lo indica, el era un chico sin mucho dinero, necesitaba salir de la pobreza en la cual estaba, sus amigos  se siempre se burlaban de el  por su nombre, así que el muy astuto no se le ocurrió mejor idea que enamorar profundamente a Blancamiel, para luego tramar un cuento en la cual el salía beneficiado.
El Rey  decide recorrer un poco más  por el pueblo, porque se sentía muy solo y triste, guiado por su corazón llega hacia el bosque y le llama la atención lo que Blancamiel hacia.
 Blancamiel se encontraba en el bosque arrancando la flores de los arboles, oliéndolas  una por una y pasándolas delicadamente   por su cuerpo, el Rey al verla le llamo la atención, decidió acercarse a ella, para preguntarle su nombre, la pequeña sin ninguna dificultad y miedo alguno, le dijo que se llamaba Blancanieves, a lo que el Rey sorprendido la quedo mirando fijamente y se fue….

Luca se encontraba presenciando esa escena  y aprovechándose de ello, decidió seguir al Rey, para llegar a un acuerdo y salir beneficiado. Agitado logro alcanzarlo y le propuso dar a Blancamiel  a cambio de  muchas joyas de oro más dinero, el cómo estaba tan enamorado y encandilado con la belleza de ella, acepto gustosamente.
 Luca le tendió una trampa a su señorita enamorada, llevándola al castillo, con el pretexto de que allí le iba a dar un regalo y una sorpresa, la pequeña acepto, entrando al castillo  Luca se aleja de ella y los guardias la cogen  y la llevan hacia el príncipe , ahí se celebraría la boda entre ellos .
Blancamiel llorosa acepto casarse con el Rey por despecho y con dolor  dijo si ante la declaración de amor de él .Mientras que Luca estaba aprovechando el dinero que de mal modo se lo gano, escapando del bosque para aprovechar solo de su pequeña riqueza.

PRIMERA VERSIÓN DE BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS.

Había una vez una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía un cutis blanco como la nieve y un corazón tan dulce como la miel, así como unos  labios y mejillas rojos como la sangre, cabellos negros como el azabache y su mirada era tan luminosa como la aurora .Su nombre era Blancanieves.
 A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día, hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa, porque ella se jactaba de ser la mujer más bella del reino…
Todos los días le preguntaba al sol quien era quién era la más bella del reino, al que el sol le contestaba:
- Tú eres la más hermosa de todas las mujeres, reina mía.
El tiempo fue pasando hasta que un día el sol  contestó que la más bella del reino era Blancanieves. La reina, llena  de rabia, ordenó a un sirviente el más ogro  de todos a que llevase a Blancanieves al bosque y que la matara. Y como prueba traería su corazón en un cofre. El sirviente   llevó a Blancanieves al bosque pero cuando allí llegaron él sintió lástima de la joven, al ver en ella tanta hermosura y ternura,  le aconsejó que se marchara pero  muy lejos del castillo, llevando en el cofre el corazón de un cerdo.
Blancanieves, al verse sola, sintió mucho miedo porque tuvo que pasar la noche andando  desesperadamente  entre espinos y piedras puntiagudas  por la oscuridad del bosque, en busca de una casa donde pueda descansar. Al amanecer, descubrió una preciosa casita, todo era diminuto en la casita, pero tan primoroso y limpio, que entró sin pensarlo dos veces.
Los muebles y objetos de la casita eran pequeñísimos. Había siete platitos en la mesa, siete panecillos, siete vasitos,  siete camitas  y cobijas en la alcoba, dónde Blancanieves, después de juntarlas, se acostó quedando profundamente dormida durante todo el día.
Al atardecer, llegaron los dueños de la casa. Eran siete enanitos ladronzuelos que aprovechaban el día y su diminuto tamaño para engañar a muchas personas. Se quedaron admirados al descubrir a Blancanieves, pero no por su belleza, sino por sus prendas de tan fina calidad y por sus hermosas joyas de oro que Blancanieves traía consigo. Aprovechando la ternura  e inocencia  de la pequeña, le preguntaron qué es lo que ella buscaba en su casa, a lo que ella llorando les contó toda su triste historia. Ellos le hicieron creer que los conmovió con su historia, mostrando un gesto de solidaridad fingida, mediante un abrazo  y un beso, pidiéndole  a  la niña que se quedase con ellos. Blancanieves aceptó y se quedó a vivir con ellos.
Aprovechando la noche, los pequeños ladronzuelos  prepararon una rica cena: bizcochuelos con  manjar y un exquisito te, bebida en la cual echaron un frasco de brebaje  envenenado. Luego de adueñarse de las joyas y prendas de la pequeña, decidieron llevarla al otro lado del bosque, dejándola en una montaña.
Mientras tanto, en el castillo, la reina se puso otra vez muy furiosa al descubrir, a través del sol, que Blancanieves todavía vivía y que era mil veces más bella que ella, ante esta noticia a  la malvada  se le torció la cara  quedando fea.
Unos días después, apareció por allí un príncipe a lomos de un caballo. Y nada más contemplar a Blancanieves tirada en lo alto de la montaña, quedó prendado de ella, besándola en la mejilla, Blancanieves volvió a la vida, pues el beso de amor que le había dado el príncipe fue profundo y verdadero.
Blancanieves se casó con el príncipe  y gustosa fue a invitar a la malvada a su boda, en un primer momento se negó, pero como dice el dicho, la curiosidad mato al gato, ella fue un gato y asistió, tal fue la impresión que le dio un infarto y murió.

BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS (Versión original)

Hubo una vez, hace mucho tiempo un reyno muy apacible con verdes bosques y lagos cristalinos. una reina que se encontraba cosiendo junto a su ventana, ella se pincha el dedo con la aguja y la sangre cae a la nieve junto a la ventana con marco de ébano. Cuando ve la sangre en la nieve ella se dice a si misma: "¡Oh, cómo me gustaría tener una hija de piel tan blanca como la nieve, labios rojos como la sangre y pelo negro como el ébano!". Un día el reyno se vio afectado por una terrible tragedia la amada reyna en un frío día de invierno murió en dar a la luz a su primera hija todo el reyno lamentó la trsite pérdida y todo el pueblo de reunió para darle el último adios a la reyna. A pesar de todo se legraron de conocer a su bella hija sus labios eran rojos como sangre su cabello negro como el ébano su piel era tran blanca como la nieve.Fue llamada Blanca Nieves .
Al año siguiente se nombró una nueva reyna, era muy hermosa pero su corazón era duro como la piedra .No podía soportar la idea de que alguien pudiera ser más hermosa que ella y pasaba muchas horas mirándo su reflejo en  le espejo. A pero éste no era un espejo común: Espejo, espejo en la pared, ¿Quién es la mujer más hermosa en este reyno? _ Admirada Reyna tu eres la más bella . Así es, era un espejo mágico.
Pero los años pasaron y al crecer Blanca nieves se hizo más preciosa, entonces un día .


Espejo, espejo en la pared, ¿ Quien es la mujer mpas hermosa de este reyno?_ Admirada reyna la mujer más bella de éste reyno tiene labios tan rojos como la sangre y cabellos tan negros como ébano y piel tan blanca como la nieve, su nombre es Blanca Nieves_ ¿qué, has dicho Blanca Nieves? .
La reina se pone celosa, y da órdenes a un cazador de llevar a Blancanieves en el bosque para ser asesinada. La reina le exige al cazador que de vuelta le traiga el corazón de Blancanieves, como prueba de su asesinato. El cazador lleva a Blancanieves al bosque, pero después de levantar el cuchillo para apuñalarla, se encuentra incapaz de matarla. Por el contrario, la deja ir diciéndole que debe huir y esconderse, y le trae a la reina el corazón de un ciervo joven, que luego es preparado por el cocinero real y comido por la reina.
La pobre blancanieves no sabría que hacer, sólo corría y corría. No tenía ningún lugar a dónde ir. El bosque parecía inetrminable, pero una cosa si era cierta, no podía regresar nunca al palacio. La noche comenzó a caer dejándola totalmente sola en el bosque. Blanca nieves debía encontrar un lugar donde quedarse. Blancanieves descubre una pequeña casa, corrió hacia ella de inmediato esperando hayar una cara amable y algo de leña para la chimenea , pero era una casa muy pequeña. Una vez que entró, Blanca Nieves encontró una mesa muy pequeña con siete puestos frente a ella. Se acercó y observó  de cerca las pequeñas y delicadas  piezas. Tolo le pareció extraño, también encontró 7 pequeñas camas alineadas en una fila. Era ya trade y Blanca Nieves se hayab en un profundo sueño. A penas tocó la cama y quedó profundamente dormida.


Los enanos complacidos con ella, ddijeron: "Si mantiene la casa para nosotros, cocinas, haces las camas, lavas, coses, tejes y mantienes todo limpio y ordenado, entonces usted puede quedarse con nosotros, y tendrá todo lo que quiera”. Advierten a Blancanieves no dejar entrar a nadie mientras ellos están en las montañas.Mientras tanto, la reina le pregunta a su espejo una vez más ¿Quién es la más bella de todas? ", Y se horroriza al enterarse de que Blancanieves no sólo está viva y bien, sino que viviendo con los enanos, pero sigue siendo la más bella de todas.Los siete enanos regresaron de sus faenas y vieron la casa con la chimenea encendida, había movido algunas tazas y sorprendieron a Blanca Nieves dormida en sus camas. Los enanos vieron que dormía profundamente y decidieron no molestarla y dejarla descansar hasta la mañana, entonces decidirían lo que iban a hacer con ella. A la mañana siguiente Blanca Nieves se soprendió ver a los siete enanitos todos agrupados en un rincón y roncando estruendosamente, pero ellos se mostraron muy generosos al dejarlo descansar y no quiso dejarlos de ese modo. Blanca Nieves decidió agradecerles preparándolos un delicioso desayuno.
La reina usa tres disfraces para tratar de matar a Blancanieves mientras los enanos están en las montañas. En primer lugar, disfrazada de vendedora ambulante, la reina ofrece a Blancanieves coloridas cintaspara el cuello, Blancanieves se prueba una pero la reina la aprieta tan fuertemente que Blancanieves cae desmayada, haciendole pensar a la reina que está muerta. Blancanieves es revivida cuando los enanos le retiran la cinta de su cuello. A continuación, la reina se disfraza de persona mayor que vende peinesy le ofrece un peine envenenado a Blancanieves. Aunque Blancanieves se resiste a que la mujer le ponga el peine, ésta logra ponérselo a la fuerza y Blancanieves cae desmayada. Cuando llegan los enanos de las montañas le quitan el peine y se dan cuenta de que no alcanzó a clavárselo en la cabeza sino que solo la rasguñó. Por último, la reina prepara una manzana envenenada, se disfraza como la esposa de un granjero y le ofrece la manzana a Blancanieves. Cuando ella se resiste a aceptar, la reina corta la manzana por la mitad, y se come la parte blanca y da a la parte roja y envenenada a Blancanieves. Ella come la manzana con entusiasmo e inmediatamente cae en un profundo sopor. Cuando los enanos la encuentran, no la pueden revivir. Aun manteniendo su belleza los enanos fabrican un ataúd de cristal para poder verla toda el tiempo.
El tiempo pasa y un príncipe que viaja a través de la tierra ve a Blancanieves en el ataúd. El príncipe está encantado por su belleza y de inmediato se enamora de ella. Este le ruega a los enanos que le den el cuerpo de Blancanieves y pide a sus sirvientes que trasladen el ataúd a su castillo. Al hacerlo se tropiezan en algunos arbustos y el movimiento hace que el trozo de manzana envenenada atorada en la garganta de Blancanieves se caiga haciéndola despertar. El príncipe luego le declara su amor y pronto se planea una boda.
La reina vanidosa aún creyendo que Blancanieves está muerta, pregunta una vez más a su espejo quién es la más bella de la tierra, y una vez más el espejo la decepciona con su respuesta: "Tú, mi reina, eres bella, es cierto; pero la joven reina es mil veces más bella que tú."
Sin saber que esta nueva reina era de hecho su hija. La reina es invitada al matrimonio de un príncipe de un país vecino, cuando se da cuenta que la nueva reina es la princesa Blancanives, la reina se asusta y se desespera tratando de pasar desapercibida.

Sin embargo el príncipe ve a la reina y Blancanieves la reconoce y le cuenta todo lo que la reina le hizo. Como castigo por sus malos actos el príncipe ahora rey manda a confeccionar un par de zapatos de hierro que son calentados al fuego hasta quedar rojos, luego el príncipe ordena a la reina ponerse los zapatos calientes y esta se ve obligada a hacerlo mientras baila hasta que cae muerta.

TERCERA VERSIÓN DE LA PRINCESA Y EL GUISANTE

Había en un reino muy poderoso una reina que vivía preocupada por la frivolidad de su hijo. El príncipe era en extremo engreído, y nunca estaba satisfecho de nada. Le gustaba tener cosas que nadie más tuviera, y cada vez que otro conseguía lo que él tenía, desechaba lo que tenía e iba en busca de una nueva singularidad.
Un día el rey decidió que había llegado la hora de que su hijo se casara. La reina convocó a todas las jóvenes más respetables y dignas del reino, pero el príncipe creía que eran muy vulgares para él. El príncipe le dijo a su madre que organizase una prueba que sólo una en un millón de mujeres pudiera pasar. La reina, muy inteligentemente, habló con su esposo y juntos se propusieron darle una lección definitiva a su hijo. Mandó colocar veinte colchones, uno sobre otro, en la habitación más lujosa del castillo. Debajo de la sábana superior colocó un guisante, pero hizo creer a su hijo que el guisante estaba colocado bajo el último colchón: sólo una princesa inusualmente delicada lo sentiría. El príncipe, orgulloso de que tendría una esposa tan delicada como ninguno otro la tuvo jamás, convocó a concurso. Hacía que las pretendientes pasaran la noche durmiendo sobre los colchones y a la mañana siguiente las entrevistaba. Las doncellas, a pesar de haber dormido sumamente incómodas a causa del guisante oculto bajo las mantas, por cortesía no lo decía al príncipe, y agradecían por la estancia en un salón tan lujoso. Sin embargo el príncipe, creyendo que no lo habían sentido, las descalificaba y las despedía sarcásticamente.
Hasta que ocurrió lo esperado por la reina. La joven más ambiciosa y más engreída del reino llegó un día a someterse a la prueba. Era tan engreída que hasta el mismo príncipe la encontró insoportable. Creyó que alguien como ella en la vida iba a tener la delicadez que él buscaba. Pero a la mañana siguiente, al preguntarle por su estancia, la antipática joven, sin ningún reparo, comenzó a quejarse groseramente de lo incómoda que había pasado la noche. El príncipe, desconcertado, quiso desentenderse de su palabra, pero el rey y la reina lo obligaron a respetar su palabra. Se casaron, y se dice que hasta el momento el príncipe no ha cambiado a su esposa, pues hasta el momento no hay nadie más que se hay casado con una mujer tan insoportable como la suya.

SEGUNDA VERSIÓN DE LA PRINCESA Y EL GUISANTE

Érase una vez un reino muy humilde, en el cual vivía una joven princesa, hermosa, pero con una piel tan delicada que nada la podía tocar sin que su piel quedara marcada de rojos cardenales. Y tal era su situación que no le permitían nunca salir de su castillo. La princesa se aburría tremendamente, y sufría mucho pues las jóvenes de su reino, conociendo su condición, se burlaban de ella llamándola inútil.
Un día llegó un emisario de otro reino muy poderoso, cuyo joven príncipe, en el colmo de la excentricidad, había lanzado una prueba ridícula para escoger a su futura esposa. La prueba consistía en pasar una noche sobre una torre de veinte colchones. El emisario había sido enviado para invita a las jóvenes de otros reinos, pues todas las que había en el del príncipe había fracasado.
A la mañana siguiente, toda una caravana de doncellas partió al reino del príncipe, llenas de ambición por convertirse en princesas. La princesa de la piel delicada vio una oportunidad excelente en este hecho para salir por fin a dar un paseo. Se disfrazó de aldeana y escapó de su palacio. Fue un viaje estupendo. Al llegar al reino, todas las jóvenes fueron acogidas en el patio del castillo y allí acamparon mientras las pretendientes, una tras otra, eran probadas e, inexplicablemente, descalificadas a la mañana siguiente. La princesa no podía entender cómo es que podía fracasar tantas muchachas en una prueba tan sencilla. Pero la oportunidad era buenísima: pasó casi dos meses paseado por los alrededores del reino.
El día en que las frustradas aspirantes decidieron regresar al reino, la princesa, llena de nostalgia, decidió dar un último paseo por el reino. Ella no tenía la menor intención de someterse a prueba, pues no le interesaba en lo más mínimo casarse. Caminó todo el día por el bosque. Pero, antes de regresar al castillo, la sorprendió un terrible aguacero. La princesa se desorientó y anduvo vagando hasta cerca de la medianoche. Finalmente, encontró el camino de vuelta al castillo, pero al llegar se dio con la ingrata sorpresa de que las demás pretendientes, notando que se avecinaba la lluvia, habían emprendido muy temprano el camino de regreso. No tuvo más remedio que tocar a la puerta del castillo. Quien la recibió fue nada más ni nada menos que el mismo rey. La princesa le contó la verdad acerca de su origen y su travesura, y el rey, comprendiendo que no podía dejarla pasar la noche bajo la lluvia, la hizo pasar.
La reina, al enterarse que la forastera decía ser una princesa, comunicó esto al príncipe con la esperanza de que declinara de su obsesión por la doncella ideal. Pero este, lejos de hacerlo, quiso saber si la princesa podía pasar la prueba. Le dio por habitación la que tenía la torre de colchones y la dejó. La princesa no tuvo más remedio que dormir sobre la ridícula cama. Pero no podía acomodarse sin sentir un incómodo bultito que sobresalía por la superficie. Hubiera dormido sin importarle ello, si no hubiera sido porque su piel, adolorida por el insignificante bache, se comenzaba a llenar otra vez de cardenales.
A la mañana siguiente, el príncipe le preguntó qué tal había pasado la noche. La princesa, incómoda por las marcas que le habían quedado a causa de la ocurrencia de su anfitrión, se quejó amargamente por ellas. El príncipe rompió a reír, y le contó la verdad sobre la prueba. Viajaron de regreso al reino de la princesa y , tras pedir su mano a sus padres, la desposó. Y la princesa, aunque aburrida al principio por su excéntrico esposo, aprendió a quererlo pues se divertía mucho con él.


PRIMERA VERSIÓN DE LA PRINCESA Y EL GUISANTE

Había una vez un reino muy poderoso, en el cual todos sus habitantes eran muy orgullosos por las grandes riquezas que tenían. El Rey de este reino pasaba sus horas contando sus innumerables monedas de oro y proyectando grandes monumentos. La Reina, por su parte, era amante de las joyas, y siempre andaba paseando por las calles buscando nuevas y raras alhajas con que alimentar su colección.
Los reyes tenían un hijo joven. Éste era un muchacho muy sencillo, que estaba aburrido de ver y sufrir la vanidad en la que vivía el reino. Toda su vida la había pasado bajo los cuidados de una anciana y cariñosa nodriza, que lo había cuidado con mucho esmero y amor. Ésta le había enseñado que la sencillez era la virtud que hacía más hermoso al hombre.
Un día, el Rey decidió que su hijo debía prepararse para asumir su trono. Para ello, era necesario que contrajera matrimonio con alguna joven doncella. Se publicó una invitación a todas las jóvenes que aspiraran convertirse en la esposa del futuro rey, para que asistieran al palacio.
Como era de esperar, todas las jóvenes del reino se presentaron en el palacio, esperando ser escogidas. El príncipe, que no quería desposarse, ideó un plan para evitarlo. Mandó colocar en una de las recámaras del palacio una cama, sobre la cual mandó poner veinte colchones revestidos de mullidos edredones. Luego proclamó un reto para las pretendientes: cada una de ellas dormiría por una noche en la torre de colchones. La que demostrara ser lo delicada que corresponde a una princesa sería su esposa. Pero antes, se había encargado de hacer correr en la corte el rumor de que había puesto un guisante debajo del último colchón, y que la prueba en realidad consistía en ver quién entre las pretendientes era capaz de percibirlo.
Éste rumor llegó a oídos de todas las pretendientes, de manera que cada vez que a una le tocaba dormir sobre los colchones, se pasaba la noche haciendo aspavientos. A la mañana siguiente, tras preguntar el príncipe qué tal habían dormido, las pretendientes se quejaban de haber tenido una noche terrible, debido a un bulto incómodo en la cama. Esto pasó con todas las pretendientes del reino.
Una noche lluviosa, una joven tocó a la puerta del castillo. Se había perdido y la lluvia la había sorprendido en el camino. El príncipe vio que era muy hermosa y quiso saber si era mentirosa como las demás pretendientes. Le comentó que estaba buscando esposa pero que hasta el momento nadie había logrado pasar la prueba, la cual consistía en pasar la noche sobre los veinte colchones. La joven consideró la prueba como algo muy fácil y aceptó pasar la prueba. Mientras la joven estaba en su habitación, el príncipe encargó a una sirvienta que le dijera a la princesa que lo que el príncipe buscaba era una joven tan delicada que sintiera el guisante que había colocado bajo los veinte colchones.
A la mañana siguiente, el príncipe entrevistó a la joven, preguntándole qué tal había dormido. La joven, que había hecho todo lo posible por sentir el guisante sin conseguirlo, no teniendo por costumbre la mentira, respondió casi avergonzada que la cama había estado comodísima. El príncipe, entonces, la felicitó por su honestidad y le dijo la verdad sobre la prueba. La desposó, y cuando llegaron a ser reyes enseñaron a sus súbditos que la sencillez y la honestidad es lo más valioso que puede tener el hombre.


La princesa del guisante

Erase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero que fuese una princesa de verdad. En su busca recorrió todo el mundo, mas siempre había algún pero. Princesas había muchas, mas nunca lograba asegurarse de que lo fueran de veras; cada vez encontraba algo que le parecía sospechoso. Así regresó a su casa muy triste, pues estaba empeñado en encontrar a una princesa auténtica.

Una tarde estalló una terrible tempestad; se sucedían sin interrupción los rayos y los truenos, y llovía a cántaros; era un tiempo espantoso. En éstas llamaron a la puerta de la ciudad, y el anciano Rey acudió a abrir.
Una princesa estaba en la puerta; pero ¡santo Dios, cómo la habían puesto la lluvia y el mal tiempo! El agua le chorreaba por el cabello y los vestidos, se le metía por las cañas de los zapatos y le salía por los tacones; pero ella afirmaba que era una princesa verdadera.
"Pronto lo sabremos", pensó la vieja Reina, y, sin decir palabra, se fue al dormitorio, levantó la cama y puso un guisante sobre la tela metálica; luego amontonó encima veinte colchones, y encima de éstos, otros tantos edredones.
En esta cama debía dormir la princesa.
Por la mañana le preguntaron qué tal había descansado.
-¡Oh, muy mal! -exclamó-. No he pegado un ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo que habría en la cama! ¡Era algo tan duro, que tengo el cuerpo lleno de cardenales! ¡Horrible!.
Entonces vieron que era una princesa de verdad, puesto que, a pesar de los veinte colchones y los veinte edredones, había sentido el guisante. Nadie, sino una verdadera princesa, podía ser tan sensible.
El príncipe la tomó por esposa, pues se había convencido de que se casaba con una princesa hecha y derecha; y el guisante pasó al museo, donde puede verse todavía, si nadie se lo ha llevado.

lunes, 22 de agosto de 2011

TERCERA VERSIÓN DEL PATITO FEO

Había una vez  una  pata,  la más engreída del corral, se jactaba de empollar los patitos más lindos del corral y del vecindario. Eso la hacían una pata petulante, maltrataba a las otras, sobre todo a las más viejas. La dueña, una señora gorda y bonachona, quiso aplicarle una buena  lección  a la engreída; se consiguió  un huevo de  cisne,estaba a punto de empollar al igual que los huevos de la petulante pata.
    Todos los animales de la granja estaban deseosos  de  ver a  los hermosos  patitos   que   nacerían.   Cuando todos los cascarones terminaron por abrirse  la mamá  pata abrigó a todas sus crías, pero al darse cuenta   que  entre ellos había  un “patito”   feo, gordo y con el cuello más  largo que el de todos,no quiso ni dirigirle la mirada, se sentía avergonzada de haber traído al mundo  a un animal tan desastroso.   Las demás patas le increpaban su soberbia  y le decían que se merecía    lo que le estaba pasando. El patio feo  fue creciendo con el desprecio y la indiferencia  de su madre y de sus  hermanos .La señora,  quien había planificado todo, decidió   regresar al patito  a su verdadera familia. Pero cuando así lo hizo, la mamá cisne no reconoció  a su pequeñuelo,   lo veía con recelo. Notaba que físicamente    era un cisne  pero no se comportaba como tal. El pequeño cisne patito también  se  sentía incomodo en su nueva familia. Por otro lado  en la granja de la señora, todos los animales, menos la pata engreída y su hijos, extrañaban  al “patito feo”. Extrañaban su particular figura y aspecto de ser un patito. Pasado una semana el patio feo pudo aprender a ser un cisne de verdad .La inflada pata aprendió la lección  y no supo mas de  aquella cría que le había enseñado  a ser humilde.

domingo, 21 de agosto de 2011

SEGUNDA VERSIÓN DEL PATITO FEO


En un espléndido día, en pleno campo, una cisne esperaba ansiosa la salida de sus bebés .  Cuando llegó el momento, rompieron cada uno su cascarón; se admiró de sus pequeños, eran tan hermosos y blancos, como sus progenitores. Pero un huevo seguía intacto.
Esperaré más tiempo_ dijo la madre_ A veces suelen pasar éstas cosas.
Había pasado dos días hasta que al fin nació el último de sus supuestos bebés. Al asomar la cabeza , la medre pegó un susto, pués éste era un pequeño muy diferente.  Todos al verlo no simularon una sonrisa irónica y burlesca. La madre se compadeció de él,  decidió darle más amor para que no le afecte su diferente aspecto, que todos llamaban fealdad, por ser el más pequeño, tenía un color amarillo, y las patas negras. Sus hermanos aceptaron la idea de quererlo a pesar de todo, sin importar lo que digan los demás, pero había uno que no logró sentir lo mismo, sentía vergüenza, no qusio ser apacible con él.
Un día el pequeño patito fue al lago a pensar y llorar sobre su funesta situación. Llegó a la determinación de abandonar a su madre y sus hermanos  y emprender una vida sólo,pues ya había crecido lo suficiente,según él, y estaba cansado de tantas burlas y humillaciones de los demás y la de su hermano.
Había recorrido buen tramo cuando oyó unos gritos pidiendo auxilio. Se alarmó, emprendió al encuentro de aquel ser en peligro. Un cisne pequeño, atrapado entre ramas y piedras en medio del lago  que le impedían de vez en cuando asomar la cabeza para poder respirar. Corrió rápidamente hacia él, sus ganas de salvarlo aumentaron mucho más al descubrir que se trataba de su hermano, aquel que le había tratado mal. Su cariño y su habilidad para nadar salvó a su hermano. Éste ya recuperado le pidió perdón y le exhortó  volver a casa.
De regreso a casa, todos los cisnes se admiraron de él, y le pidiron perdón. Al llegar a la adultez, la diferencia con el resto se hizo más notorio aún, pero tenía habilidades que ningúno allí posesía. Se escucharon sonidos extraños en el cielo, eran cientos de patos que resultaron ser similares a las características de nuestro extraño amigo. Al verlo, todos acamparon y se admiraron de ver a alguien como ellos convivir entre cisnes.  Nuestro amigo tomó la decisión de partir,todos se despidireron con lágrimas en los ojos, se había ganado el cariño. Partió y fue muy feliz.

PRIMERA VERSIÓN DEL PATITO FEO

Una mamá  pata que estaba a  punto de empollar, deseaba   ansiosa que sus bebés rompieran el cascarón  para darles calor y sobre todo mucho amor. Las demás aves de la granja, pues como era costumbre, esperaban deseosas un nacimiento para dar la bienvenida a los nuevos residentes.  Llegó  la hora esperada .Nacieron los patitos, pero entre ellos había uno que se diferenciaba por su  belleza. Era muy blanco,  tenía el cuello arqueado, el pico más largo, el  plumaje brioso y  sedoso. Muchos decían que  seria aún  más  hermoso cuando  creciera. Y así fue: cada día aumentaba su esplendor. Era particularmente notable su belleza.  Todos querían verlo y acercársele, tenía deslumbradas  a todas las patitas de su edad, e incluso a las gallinas jóvenes. Su mayor atributo le valió con el tiempo sus más detestables defectos: petulante, engreído y déspota. Su  madre sentía un cariño especial por él,  e incluso, el amor que recibía  superaba a lo que recibían sus hermanos. En cambió él, el patito vanidoso, sentía verguenza tener una madre y hermanos diferentes a él. Despreciaba y miraba por sobre el hombro a las demás  aves.
  Poco a poco la admiración que le tenían los demás animales plumíferos fue extinguiéndose y convirtiéndose en envidia, que él mismo adoraba, volviéndolo más soberbio.
 Decían a sus espaldas que era el patito más feo, no  por su aspecto físico, sí no por la despreciable manera de comportarse. Él percibía  ese aire  en su contra con desdén, simplemente lo ignoraba. 
Un día,  como una forma de librarse de él, el señor gallo conocedor de la manía de éste,le miente aduciéndo que su diferencia con el resto de aves se debe a que tenía otros orígenes:
Provienes de una familia distinguida y noble_ le dijo_ tu verdadero hogar habita en un  gigantesco Palacio cerca de un lago. Pero fuiste secuestrado por un cuervo, nosotros logramos arrebarte de sus garras. El patito vanidoso hizo silencio por un instante, se quedó confundido; pensó que éste tenía razón, no cabría explicación para su evidente diferencia con el resto.

Al día siguiente decidió emprender la búsqueda de su verdadera familia, llegó a un corral en el que sólo vivían  pavos, no se sintió   identificado   con ellos; al contrario, éstos  estuvieron a  punto de lincharlo por haberse   mofado de su aspecto. Luego llegó a un sitio donde vivían  Pavos Reales,  se mostraron indiferentes con él, al patito vanidoso no le importó. Finalmente llegó a un extenso lago, pero no encontró allí palacio ni nada  parecido.  Grande fue su sorpresa al verse identificado con otros  “patos” parecidos a  él .En el fondo dudaba que esa fuera su familia por que no veía el palacio imperial.  Les explicó del porqué estaba allí, les habló de su madre, sus hermanos, los seres que habitaban con él y lo que el señor gallo le dijo hacerca de su familia. Quería tener la certeza de que era uno de los cisnes que encontró,el parecido era evidente, ellos por su parte le dieron la afirmación, más su  decepción fue cuando confirmó que allí nunca había existido palacio alguno.Todos tenían una vida modesta y confortable, no eran reyes de nada.   Pasó el tiempo y tuvo que conformarse con ser uno más, porque bellos eran todos e incluso algunos más que otros. Aprendió el valor de la modestia, el respeto, el amor y la convivencia en armonía.

EL PATITO FEO (VERSIÓN ORIGINAL)

Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos. 
    Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez.

    Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto.
    Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
    Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...



    La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis.
    El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían...
    Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito.
    Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe.
    El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado.

Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. También se fue de aquí corriendo.
    Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle.
    Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también.


    Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron:
- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros!
    A lo que el patito respondió:
-¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso...
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos.
El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.
    Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre.